martes, 13 de septiembre de 2011

Ahora, que por fin tengo lo que siempre anhelé, hoy que de una vez llevo en volandas a mi tortuosa prisión que siempre me oprimía, en este preciso momento en el que las rejas se vuelven agua, envolviendo todo con ojeras del triunfo y confusos recuerdos, perdiendo lo que irremediablemente tuve, me saco los ojos intentando distinguirte pero entre aire y tormetas te empeñas en fundirte como cera sumando una batalla más a mi lista de pérdidas, dejando que yo de mi último paso antes de rendirme, redimirme al pasar de los segundos, de los minutos, de las horas y hasta de los años, colmado de satisfacciones.

Abrazo a la tristeza, engalanar vientos y recuerdos forjados por mí, siempre en absoluta soledad. ¿Sugieres que zapatee con mis pies tocando de puerta en puerta? ¿quieres ser la testigo de mi decadencia? No daré pie a que mi fracaso sea algo palpable, ya estoy preparado para mi entrada triunfal en ti, yo también seré cera, me fundiré contigo en un incontestable beso, un cariño que pasará tan desapercibido como desapercibidas pasan nuestras vidas cuando nada somos, porque al fin y al cabo ese es nuestro beso, el beso donde nunca queda nada.

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