martes, 13 de septiembre de 2011

Ahora, que por fin tengo lo que siempre anhelé, hoy que de una vez llevo en volandas a mi tortuosa prisión que siempre me oprimía, en este preciso momento en el que las rejas se vuelven agua, envolviendo todo con ojeras del triunfo y confusos recuerdos, perdiendo lo que irremediablemente tuve, me saco los ojos intentando distinguirte pero entre aire y tormetas te empeñas en fundirte como cera sumando una batalla más a mi lista de pérdidas, dejando que yo de mi último paso antes de rendirme, redimirme al pasar de los segundos, de los minutos, de las horas y hasta de los años, colmado de satisfacciones.

Abrazo a la tristeza, engalanar vientos y recuerdos forjados por mí, siempre en absoluta soledad. ¿Sugieres que zapatee con mis pies tocando de puerta en puerta? ¿quieres ser la testigo de mi decadencia? No daré pie a que mi fracaso sea algo palpable, ya estoy preparado para mi entrada triunfal en ti, yo también seré cera, me fundiré contigo en un incontestable beso, un cariño que pasará tan desapercibido como desapercibidas pasan nuestras vidas cuando nada somos, porque al fin y al cabo ese es nuestro beso, el beso donde nunca queda nada.

martes, 6 de septiembre de 2011

Me dan vértigo los planes enrevesados, el olor a gasoil mientras cruzo tu mirada. Me angustia la doble dirección de las palabras, las frases hechas y los cortes de pelo desarraigados. Me agobian los que nunca saludan y todos aquellos falsos profetas. Me entristecen aquellos que son simple marionetas del destino. Me aturde el no tener un arbolito dentro de este inmenso descampado. Me aplasta la hermosura de los cuerpos perfectos, desorientado buscando puerta de salida. Me enerva los que no tienen dudas, los que se agarran a sus manías sin querer rehabilitarse.

Me agrada el estrellarnos contra un muro para poderlo derribar garantizando una grata sorpresa. Me hace sonreír perderme entre los laberintos que surgen en mí cuando me rozas. Me enamora que me robes el sol para guiar tu camino. Me extremece pensar que somos el motivo de darnos sentido. Me tatuo el reflejo de tu pelo en la memoria. Me alegra no querer oír las cosas que me dicen otras bocas. Me encanta llevarte en volandas a un atardecer. Me enciende mi cielo que ya a ras de la cabeza tengo.

Te disgusta el no poder sintonizar cuando no nos vemos. Te desagrada el tic tac de los kilómetros. Te claudica el soneto de recorrer mi pecho. Te derrota el sabor del fracaso. Te amarga la noche sin abrazos debajo de mi sonrisa. Te calla el deseo de enloquecer cada vez que palpitas. Te despista la improvisación de verme en plena voltereta.

Te sorprende cada vez que me tienes en tus brazos. Te tumbas en cueros esperando a que el sol que ya había robado dibuje en tu cuerpo nuestro mapa. Te vuelves al ver que tengo siempre mis luces encendidas para que nunca estés perdida. Te hace soñar cada uno de mis amagos por rozar tus labios. Te recuerda cada grito inaudible a pintarme el cuerpo y no poder tocarlo por miedo a desdibujarlo. Te bañas en los recuerdos de despertares personificados. Te ilumina el calor que me das todas las noches.


Te quiero.
Me quieres.