sábado, 12 de mayo de 2012


Buscas a alguien y cuando no crees que lo encuentras siempre te pegas de bruces con ella. Buscando lo que quiero, averiguando a mi Manera. Sería absurdo o incluso despreciable no darse cuenta de ello. Siempre, cuando más perdido me hallo dentro de mi norte, dentro de esta maleza que todo el mundo piensa que es pura locura pero que yo me chupo la punta del dedo y espero adivinar el puro nivel de esta temperatura.
Parece que no encuentro agarradero en esta ausencia, sé que no es mucho pedir, pero dime que no te separarás de mí, ni dejarás mi corazón y sus cunetas sin ninguna latencia. Es lo preocupante, que mi impulso embustero pueda nublar la más sincera verdad, esa de no dejar en pie ninguna bandera que no sea la que lleve nuestras caras posando sonriendo. Siempre he guardado toda la esencia bajo siete llaves progresivas, previas a las cuales, tienes que dejarme en bolas con toda la mayoría más lejos cada día ocupándose de sus cosas. Hace tanto que te esperaba que había perdido toda la conciencia, puede que si no te veo, al menos te pido, sé que no es mucho pedir, sólo una caricia, un abrazo puro, con los brazos gigantes. Un poquito de samba para este minero que a falta de sutileza le apetece entrar en tu agujero. Ardo, ardo y ardo, dentro de mí, formo una fogata, motivos principales: sobar el viento y desgastarlo de la vía. Y lo mejor es que estos motivos principales no sólo le cobran factura a él, si no que al soplar sin parar, quiero que vuelvas, el viento viene y va, con la respuesta entre cada soplido, te salpica a ti. Cero ideologías, pellizcar a la provocación que se desnuda frente a mí con cero remilgos, que me hace acumular saliva para flotar y dejarme que me engulla la deriva. Mucho pájaro desorientado seré, suplicio de pensar que algo ha cambiado entre la tierra y el cielo, que yo, desgraciadamente me he encargado de empañar a brochazos bruscos y disonantes. Ni hago cábalas de superstición ni galopo como pollo sin cabeza, solo busco calar sin ensombrecer, doblarme los nudillos dejando que la balanza caiga de mi lado. Plato sobrante de miradas a las que me he encargado de mirarlas como las coso con sueños cuando empiezan a querer, pero no empiezo a comprender que vienes tras de mí, no queda casi nada y sin embargo todo por hacer. Quiero volver siempre con las manos muy llenas de surcar maldecidas despedidas de ésto que nadie podrá romper. Mi filo huele a ti, todo un camino de querer que tenga vuelta atrás, bajar el telón esperando que el actor principal ya haya salido a bailar. Que por mí está bien, para ti la cara y para mí los pies, pero sobretodo no quiero ninguna máquina oxidada en el arden ni vaivenes que se conviertan en un por qué. Siempre me han parecido tan grandes las palabras locuras de decir te quiero, pero ahora son tan pequeñas a lo que siento… es un verdadero insulto a todo lo que me pasa ahora partiendo del primer momento que te besé por mi cabeza. Si me pierdo dime donde salgo, y sobre todo no pares de hacerme de guía por estos caminos que creía utopías.

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