martes, 16 de agosto de 2011

Yiiiihaaa!!! Ritmo frenético ocasionado por las largas horas de verano en las que el tópico de playa, piscina y tomar el sol ha pasado a un segundo plano, ya que me encuentro cerrando el paraguas por el que la lluvia es lo único que no ha deslizado. Si tenéis tiempo y paciencia, os explico como ha funcionado este mundo.

Porque el verano está también para trabajar, pero el trabajo a mi manera, aliñado con mis sueños de altos vuelos, dispuestos a llover de miedo. Me ha llevado a explorar un universo que quedaba a una distancia física de mi casa no muy amplia pero un completo desconocido, ya que nadie me dijo que quieren que sea o que pretenden que yo sepa. Y una vez allí, ¡ni yo mismo me he dejado en paz! Roto el cielo a golpe de tijera y haciendo de papel comérmelo entero. Porque quizás haya hecho trampas, pero me alegro al subir hasta ahí porque al bajar seguro que he salpicado hacia ti. Me auto-invito a pensarlo por el simple hecho de aprender a bailar una coreografía como un completo esqueleto en el que yo pongo mi propia canción. El bacalao más salao de todo el lugar.

Pero las cosas no son todo de color de rosa, porque las malditas ojeras del no amor me despertaban cada mañana, porque maldita sea que no haya acondicionado ésto como el mejor autobús con su botoncito rojo y las barras para las curvas feas, sin embargo así, sin escudero me toca enfrentarme al molino matutino. El bucle repetido durante 5 días, que al fin y al cabo se los llevo el viento, porque pasaron a más velocidad de la que alguno de nosotros pueda correr. Sensaciones de dejar las cosas a medio camino, sin acabar de dibujar y por tanto mucho menos de colorear, pero para eso espero tener muchos meses en los que me toque ponerme con la paleta a dar pinceladas a tu corazón, pero ese será otro tema (espero que lo sea).

Aunque parezca difícil, salgo malherido de aquel lugar, me voy prefiriendo no mirar, no por el hecho de pensar en lo que no se ha podido hacer si no por el poder recordar lo bonito que había sido vivir en ese reino que ahora ya era eterno, en el que yo era el rey de mi nueva canción y que muerto de pena, no tengo más que seguir el ritmo de la música que corre por mis venas, para saber que algún día me tendrás. ¿Por qué vuelvo a desvariar otra vez? Debe de notarse el incipiente ritmo musculoso que ya me abandera porque preparé mi maleta, mis machetes y mis nuevas 7 vidas a una nueva cantina, donde ya comencé en su día a esbozar un boceto un año atrás. Porque aunque sea para decir adiós tengo que volver a saludar, y allí me tienen, ampliando en decibelios mi fatigada garganta y que lindo fue volver a oír tu voz aunque sea para decir un bien o "sonriendo" al guiño que te dedico desde tu vestido. Pero no he podido bailar contigo hasta el amanecer, como hice alguna que otra vez, porque a modo de reto personal me quedaba mejor achicharrado a los pies de una escalera.

Una gran felicidad me hace saber que hoy ya sé que al año que viene volveré al primero de los lugares, aunque no sea con rifle trompetero en mano, será con barajas de corazones esperando tu mano para que el baile pueda empezar. Y respecto al segundo, como soy muy generoso, daré la receta: poner a hervir un poquito de cubata (aunque más o menos eso ya lo clavaste), echar una porción de sonrisas, y ya si los ingredientes lo ven oportuno, darle un toque personal. Sin duda, será un auténtico desafío del que, como siempre, sabré escapar. ¡He superado noches de frío infierno!

Este es mi puchero presente, comensales prepárense para su cita. Bonne appetit!

No hay comentarios:

Publicar un comentario