jueves, 1 de diciembre de 2011

A veces, después de que pase un tiempo, te planteas como habría sido el sentido de tu vida durante los últimos meses si una pequeña decisión hubiese sido elegida de una manera opuesta, un pestañeo un segundo después o una sonrisa en lugar de un llanto. Me pregunto a menudo como sería mi vida si en lugar de ser yo mismo siempre, probase a disfrazarme de ciudadano de a pie, peculiar o pelicular, como me gusta llamarlo a mí. Un especimen de película de los años 60, con barba y sombrero incluido.

Sin embargo, si decidiese dar ese volantazo a mi trayectoria, el hacerme un cambio de look emocional y total, dejaría de tener mi nombre en mi carnet de identidad para ser un vagabundo más de este planeta, errando de aquí para allá sin mi propio patrón pero con el de todos arraigado.

Muchas veces decidiré mal, fatal, levantarán ampollas mis decisiones, pero en eso consiste decidir, si alguien no se molesta de tu decisión, no es un decisión. Frases crueles directas a las retinas. No justifico en esloganes populares ninguno de mis actos, o tal vez sí.

Pretensión de aventurero en pleno siglo XXI. A quien le guste bien, a quien no, MEJOR. Mi círculo cada vez tiene un radio menor sin embargo, lo que está adentro cada vez es más esfera.

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