jueves, 15 de marzo de 2012

Soy un grano de trigo tirado en la tierra, tú eres semilla de amapola roja. Brotaremos juntos con lluvias y con soles y seremos en verano mar de miércoles y amapolas. Mi espiga de amores dorada acariciará con la brisa y con el viento tus rojos labios de roja amapola de amor enloquecida. Cuando los segadores me destinen a su hambre ya estaré locamente de ti enamorado, me meterán en oscuros sacos prisionero donde pueda pensarte en sueños en los que ando surcando espaldas, todas en una la tuya son, ondulándose como el trigo, hasta en pedregosos caminos cimbreando la cintura, haciendo un guiño al destino, un dibujo de la penumbra, en él alambro el desatino de quererte hasta la muerte o por lo menos hasta el alba, y con mis malos despertares olvidarte cuando quiera ó cuando pueda mientras vadeo los ríos, los de siempre, los de nunca, de tus sueños, de los míos. Sin embargo, buscaré en este saco un agujero y caeré de nuevo a tu tierra, para así, en otra primavera, junto a ti, roja y preciosa, brotar de nuevo.



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