sábado, 1 de octubre de 2011

Oooooyoooyooii!! Tormentas revientan una y otra vez sobre mi cabeza, tirando al traste meses de cosecha, cauces serenos y estómagos hambrientos. Soñando con hogazas cada mañana y cada vez, revolver el cajón de la rabia que te aprieta en la sien, quemando los correajes que te pretendías atar por siempre a mi cintura. Frío que sólo yo se calentar, raíces echadas cuando ya no miro hacia atrás. Despintar pesadillas en mi retina, empujando al barquero infernal hacia la ruina del frío viento.

Regreso más ambicioso que nunca, arrasando este alboroto al que nunca dejaré escuchar lamentos provenientes de mis labios. Voy a aparcar mi borrachera en la calentura de los paseos de tu mano, ser el cabra que te marque el norte zapateando el sur, inventando un mundo entero mientras a ti, te beso bajo un brillante cielo. Deseoso que caer entre tus dedos, que me acarician bajo las nogueras mientras quemamos mil y una aceras. Comadronas de noches viejas, sable a la sin razón, desatada cuando noto tu sabor.

Dispuesto a escribir este cuento todavía vacio, uno que será recordado por todas las mamás de pequeños que no pueden conciliar el sueño, dictado por comadronas en el momento en el que se disipe la duda de saber que saldrá. Porque quiero refugiarme en la majada de tus abrazos, a la espera de azotar las alas para una y otra vez remontar.

No pienso en ponerle sal a mis sinsabores, ni se me ocurre la idea de bajar más allá de tu bragueta, seguridad en ti misma y hacer del pedigrí de tu sonrisa una melodía que me despierte cada mañana.

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