miércoles, 15 de diciembre de 2010

Glú, gotas de tu néctar caen sobre mi tejado en llamas, glú, lágrimas heladas resbalando por mi espalda. Todo preciso, todo conciso, todo recogido por unas agujas de reloj que a nadie más que a mi, le gustaría detener.

Todo ésto nos situa en un frío paraje, cuando la neblina acaricia las copas de los árboles y yo, vagabundo prisionero de tus risas de carmín, sobrevuelo las capas de nieve sobre esa alta cumbre...

Alcoholizado perdido, juré por aquello que sólo tú y yo sabemos, que nada nos separaría, que ni un leve abismo apareceria entre nuestras manos entrelazadas en cada cantar, pero de repente, empieza a llover, otro glú eterno nos abarca, la tormenta se desplega con toda su dureza y dulzura clandestina.

Las mejores fragancias de terciopelo que me saben a aguardiente aceleran mis pulsaciones cada vez que te veo agonizar entre mis piernas, con el mayor de los pigmentos, la más absoluta sensualidad hecha gesto y movimiento elegido por todos aquellos que conjuraban contra nosotros, mientras sólamente competiamos por deslizarnos sobre la superficie helada creada por tantos glús, por tantas firmas anónimas recogidas en agendas escolares, en puentes de Roma, en interminables visiones sin miradas o quién sabe, en inacabables miradas sin ver.

Una puta madrugada en vela, pensando en como recibirte cuando vengas a visitarme a la mañana siguiente, mi tendencia del s.XXI, extremismo sexual denomianda por los más reaccionarios a los corazones, me invita a recibirla con las vestiduras de mi débil cuerpo desnudo, a la par que inerte cuando no te rozo, pero YO, sé que no estoy desnudo a tu lado, porque mi camisetita de marca son tus tequieros, mi calzoncillos Calvin Klein que tanto se usan son tus caricias y mis guantes de lana, son tus sms cuando sólo el frío es mi compañero de viaje, cuando una gota de agua empaña mis gafas,glú.

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