sábado, 25 de diciembre de 2010

Ring, ring... 48º51'44'' S.... 2º21'4''E. Reposo cansado en la cama, cuando suena el teléfono. Miro a mi alrededor, noche cerrada, tapado hasta las trancas.... El puto teléfono sigue sonando... ¿Si? ¿Digame? ...

Llamadas pérdidas, desvíos activos cambiando la dirección de las llamadas hacia un lugar con una ubicación no premeditada, hacia una cabina telefónica huérfana en un desierto, donde nadie jamás va a responder. Pero a mi me da por volver a insistir como el 101 % de las veces, subirme en el ferrari de la adrenalina y coger a la llamada entre los dedos, y de un empujón lanzarla al lado de tu soledad.

Sí, aquella noche para telefonear a alguien en vano, un gesto de pretar el botón verde para oir tus palabras... ojala todo fuese tan fácil. Pero hay veces que estás lejos, y no puedes conseguirlo o porque no tienes dinero que gastar o porque ya no tienes a nadie a quien llamar. Te encuentras fuera de covertura, porque ella a decidido tirarte a la basura, hacerte un príncipe que no será rey, te han apretado el botón rojo y adiós a todo. Sin embargo, afortunadamente, todos tenemos los dos botones para dar coba a quien queramos y cuando queramos deternernos.

Ring, Ring, ¿Agencia de viajes? Un billete en clase business hacia la zona centro de tu cuerpo, hacia tu corazón.

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