lunes, 3 de enero de 2011

Fsss, Fsss, sopla el viento pero ni por esas mi veleta se inmuta, no marca mi dirección, y no me queda otro remedio que agarrarme a la cola del viento y que éste me lleve donde le venga en gana, que él sea mi destino.

Destino de pasar entre tu pelo, tocar la guitarra del viento de poniente, vivir sin un país, sin una bandera, sin carnet de identidad, pero no dejar pasar la luz del sol para que así siempre sea de noche y poder ser un chico a la moda en cada fragmento del final de la coda.

Bien!! De repente vuelvo a mover los pies, viento y tiempo, que me lleva hacia el mar adentro, me convierte en una barca a la deriva pero que ahora yo quiero vivir a la deriva, vivir cada hora, esconderme en cada esquina, revolcarme entre las nubes, agazapado, acostumbrandome a escapar de la realidad, volverme duro con un diamante sin poderme hincar el diente.

Le doy al play tumbado en mi abismo, me pongo a ver mis recuerdos a tu vera, sabiendo que no volverán, a vivir de un video grabado, obligandome a refundar mi ejército, darle los arcos de cúpido y ponerles a disparar, y el sentido que esas flechas desarrollen, marcará mi camino, establecerá el rumbo hacia un nuevo corazón, un nuevo sentimiento, una nueva canción, a comprender por fin el sentido del vuelo, en conseguir colarme en tu ombligo, a pasear por la avenida de tus labios y meterte en mi viejo abrigo destrozando del viaje sin rumbo.

De puta madre me he vuelto a resucitar cuando mi espíritu estaba apunto de reventar, a no ser vendido ni en un todo a 100. Has conseguido llenar mis entrañas de tu miel y ahora mis soplidos, mi destino recorre tu espalda. Fss, Fsss...

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