viernes, 21 de enero de 2011

Pum, pum, ¿qué pasa cuando te crees dueño de tu destino, que pasas por encima de todo lo que ya está escrito para redactar tu propia historia?

Pasa que una tarde cualquiera, después de estar en un edificio en el que creías que ibas a pasarlo en grande, huyes de allí, te largas, el cierzo te obliga a ir dando tumbos hasta la marquesina donde esperas el autobús que llegará en el momento justo. Te montas ahí, llegas al final del trayecto sin saber que lo eras, te bajas algo más tarde de lo que deberías haber hecho y te deja en el centro de la ciudad, todavía algo lejos de donde vives. Te toca volver a coger otro autobús, porque ya no te apetece ir a la biblioteca, o sí, piensas si quedan más de 4 minutos, en los que el frío aún así te va a revolver las entrañas, me voy a estudiar un poco. Quedaban 6.

Llego allí, busco sitio, me siento y me meto de lleno en un apasionante mundo de números y demás cosas útiles para sacar notazas, pero me aburría soberanamente así que decidí marcharte después de no mucho tiempo allí sentado.

Salgo de ahí adormecido así que voy a mojarme un poco la cara si no me caeré dormido por alguna esquina y decido llamar a una amiga mía. En cuanto pronuncio su nombre, es ese preciso momento, se activa el mecanismo. Alguien de repente se gira, imaginando yo pues que se llamaba igual. Cuelgo a mi amiga urgentemente y me dirijo hacia ella para disculparme, porque aún dentro de mi chulería, y me doy cuenta al instante.

Todas las cosas que he hecho, sólo tenían un punto en común, que yo siempre decidía. Nada me condicionaba, siempre he anhelado más libertad de la que he tenido. He lanzado todo lejos en todos estos días que he vivido. ¿Quién se supone que soy ahora y en que creo después de que mis creencias más profundas se hallan tambaleado?.

Ésta está siendo la actualización que más estoy disfrutando al escribir, porque a mi vida las pequeñas cosas son las que le dan sentido, en este hambre ya no mando yo, ya no puedo decidir que llevarme a la boca o que dejar de 2º plato.

Me dí cuenta, gracias a unos ojos que me traspasaban, de que por mucho que desesperes, que entregues todo para ser luego un documental en diferido, la suerte, el azar o el destino, del que siempre he huido te lleva hacia un lugar, montado en barquitos de papel en los que no me preguntéis como, pero he cruzado todos los recuerdos que tenía. No voy a dejar de acercarme a por ti, quiero seguir escuchando tus palabras, no voy a dejar de andar, animado por compartir nuestro destino, a aspirar a todo, incluso a gritarle al sol que me voy con la luna, que ni el desánimo puede conmigo.

Siempre he dicho que yo en el primer segundo que veo a una chica sé si es humo o fuego dentro de mí. Nunca me había pasado ésto, nunca había sentido el amor o el flechazo como algunos lo llaman.

Pum, Pum. Simple vagabundo de tus miradas, recalcaré tu sonrisa a lo largo de mi almohada.


No hay comentarios:

Publicar un comentario